Por incómodo que pueda parecer, como cuidadores debemos intentar iniciar la conversación. El silencio puede subrayar los sentimientos de los afligidos de estar solos, abandonados o de que a nadie le importa.
La desgana, el miedo, la vergüenza y la confusión son todas las posibles reacciones que los estudiantes pueden tener ante su alcance. Deje en claro que está disponible si quieren hablar y cuándo, y pregúnteles si puede comunicarse con sus cuidadores sobrevivientes.
Hágales saber a los estudiantes que se enteró de su pérdida y que está disponible para escuchar y ofrecer apoyo en privado.
Por ejemplo, puede simplemente preguntar: "¿Cómo están usted y su familia?"
Por ejemplo, discuta formas de responder a las preguntas de compañeros o adultos sobre la pérdida, u ofrezca formas de pedir ayuda si el estudiante tiene dificultades académicas. Trate de evitar ofrecer técnicas de "sentirse mejor", ya que pueden parecer trivializar la situación o ser muy personales.
Comparta las observaciones sobre el comportamiento o las respuestas de los estudiantes sin juzgar, por ejemplo, "Me di cuenta de que no estaba sentado en su asiento habitual y solo quería tocar la base". Escuche más y hable menos.
Puede basarse en experiencias personales para ayudar a comprender mejor a los estudiantes, pero no comparta detalles con ellos. Mantener el foco en el estudiante.
Without minimizing their concerns, let students know that over time they will be more able to cope with their distress, and that they are not alone- you will be there to help them along the way.
At first, children may not accept your invitation to talk or offers of support. Their questions and willingness to talk will evolve over time. Remain accessible, curious, and connected.